LA MINERIA - engaño social y devastación ecológica

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viernes, 24 de agosto de 2012

Las luchas socioambientales, en su tinta

Javier López Osorio

Martes 14 de Agosto de 2012

jloos02@yahoo.com.mx

Primera parte

Existen ya intentos serios de articular en un discurso coherente las luchas socioambientales que se dan en diferentes territorios. Para nosotros resulta importante destacar aquellos relacionados con Latinoamérica y en especial en México, dentro de lo que venimos señalando como campo de la ecología política.

Son en principio luchas contestatarias, que contienen una serie de subjetividades basadas en valoraciones culturales, más allá de cuestiones mercantiles y ligadas a concepciones históricas de relacionarse con su entorno vital. Se centran, innegablemente, en un frente construido en valoraciones que desdeñan una normalidad capitalista y cuestionan de fondo las consideraciones occidentales de modernidad y progreso. Se consolidan en tanto sujetos históricos antagónicos contra el Estado y el capital, que preservan su continuidad en un tejido comunitario territorial que en los momentos de confrontación se activa como un sujeto comunitario, histórico.

Algunos estudiosos del tema han planteado este dilema como: “La construcción de los horizontes de sentido del sujeto comunitario se articulan históricamente con el pasado, siendo la memoria uno de los terrenos desde donde imaginar y rastrear luchas pasadas y sus modos de relación con la naturaleza no mercantiles, mediados por valores de uso que hacen posible pensar en alternativas más allá del capitalismo” (Navarro Trujillo). Que nos permitiría comprender de mejor manera los procesos de innovación comunitaria como formas de lucha presente contra el capital. Defensa histórica que en última instancia les ha permitido subsistir y reproducirse desde el ámbito cultural.

Es decir, existe una acumulación de experiencias, resultado de años de contención del capitalismo, que les ha permitido ir reconstruyendo sus luchas ante las diferentes facetas del desarrollo capitalista, sobre todo a partir de 1970.

Las referencias de estas luchas en América Latina son bastas y muy variadas que recorren Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Argentina, Chile y Argentina, Perú y en casi todo Centroamérica.

Pero al igual que en el resto del continente, en México existen una gran infinidad de experiencias en todo el territorio que han comenzado a organizarse para encontrar una salida a los problemas de la tenencia de los bienes comunes, contra la contaminación, minería y sobreexplotación de los recursos naturales. Estas luchas están siendo protagonizadas principalmente por comunidades indígenas y campesinas, aunque también por comités vecinales, asambleas ciudadanas, organizaciones sociales y colectivos juveniles, quienes enfrentan proyectos y políticas de privatización de bienes comunes, de desarrollo urbano, inmobiliario, servicios e infraestructura carretera; tiraderos de basura; desarrollo de complejos turísticos y náuticos; construcción de presas e hidroeléctricas; grandes explotaciones de minería a cielo abierto; problemas de contaminación por el desarrollo industrial y su relación con fuertes problemas de salud; siembra de monocultivos y transgénicos; biopiratería y patentes sobre biodiversidad y saberes tradicionales, entre otras.

Todas ellas, de diferentes maneras y formas, vienen enfrentando y denunciando las prácticas de un capitalismo neoliberal que se ha basado en la violencia, despojo y destrucción de la comunidad natural y enajenación de los bienes públicos, para garantizar su propia expansión y reproducción. Constante histórica y permanente durante toda la historia y geografía del capitalismo rapaz.

Una historia regida por una lógica de acumulación, despojo y violencia de Estado, que ha producido y reproducido una ruptura de la relación armónica sociedad- naturaleza, devastación ecológica, sobreexplotación humana y natural con una creciente deuda ecológica; una profunda crisis civilizatoria, con tiempos urgentes para acelerar las alternativas y detener la destrucción. Estas luchas así lo han entendido.

Existe pues la plena seguridad de la existencia de un discurso dominante del poder para legitimar el saqueo y el despojo, más apremiante aún al considerarse amenazada su propia existencia. Basado en la propia experiencia acumulada, de la continuidad de prácticas hegemónicas que acarrean más pobreza y devastación, más injustica y desigualdad, hasta el punto de descubrirse prescindibles para esa lógica excluyente y concentradora de riqueza ajena. Evidenciando así el límite civilizatorio del capitalismo.

Estas luchas de confrontación y ruptura están ancladas a un territorio, a un tejido sociocultural cotidiano, que suele activarse intermitentemente ante un escenario conflictivo de lucha y permanencia. Resultando sujetos que rearticulan su discurso a través de experiencias acumuladas, anteponiendo intereses colectivos y enarbolando sus derechos sociales ante un Estado que cada vez menos se interesa por la atención de sus demandas. Esto movimientos, indiscutiblemente, se encuentran latentes y emergen en ciertos momentos de conflicto, desplegando un antagonismo, o mejor dicho haciendo evidente las contradicciones entre comunidad y capital, entre lo público y lo privado, entre el bien común y el individual.

De ahí el potencial subversivo que detentan, pues a través de su actos de oposición y cuestionamiento al orden establecido, están posibilitando la existencia de muchos de nosotros, entrando al terreno de la argumentación disruptiva que enjuicia los modelos de pensamiento unidimensional, creando espacios de emergencia dentro una discontinuidad institucional, viabilizando con ello el surgimiento de nuevas posibilidades de vida. Nuevos protagonismos, a partir de un nuevo antagonismo y subjetividad social sobre la base de “un presente como momento de oportunidad revolucionaria” (Buck-Morss), siguiendo la noción de Walter Benjamin sobre la redención del pasado en las luchas del presente.

Veremos más adelante elementos de esta coyuntura, frente al desarrollo de nuevas gestas en su articulación con luchas pasadas.
http://www.cambiodemichoacan.com.mx/editorial.php?id=6972

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Campaña Nacional de Firmas por el NO a la Minería Química a Cielo Abierto
y la Minería Nuclear en todas sus formas

Los ciudadanos del territorio argentino decimos NO a la minería química con la modalidad a "cielo abierto" y a la minería radiactiva en todas sus modalidades (cielo abierto o por galerías).

  • Pedimos la nulidad y derogación de la Ley de Inversiones Mineras (Ley Nacional 24.196) y normas complementarias.
  • Exigimos la derogación y anulación por parte de la República Argentina del "Tratado de Integración Minero Argentino-Chileno".
  • Reclamamos el cierre definitivo y la recomposición del ambiente, según el art. 41 de la Constitución Nacional, de todas las minas abandonadas y aquellas que están funcionando y no respetan la ley general del ambiente (ley nº 25675).
  • Pedimos previa autorización expresa para la utilización de recursos hídricos compartidos de las poblaciones de las provincias potencialmente afectadas por un emprendimiento minero que se expresarán por referéndum y demandamos la participación de la autoridad ambiental nacional en caso de efectos ínter-jurisdiccionales.
  • Pedimos se respeten estrictamente los principios ambientales preventivo, precautorio y de sustentabilidad contenidos en la ley general del ambiente y la sanción de caducidad de las concesiones mineras en caso de incumplimiento.
  • Reclamamos la detención y prisión de los empresarios mineros que contaminan el medio ambiente con sus delitos y la misma condena para los funcionarios públicos cómplices.
  • Denunciamos los planes nucleares que se fomentan desde el gobierno y enriquecen a los empresarios mineros que desarrollan emprendimientos mineros radiactivos.
  • Reclamamos expresa "Licencia Social" y participación ciudadana real y efectiva previas a los procesos de autorización de actividades mineras.

¡Sí a la vida y a la dignidad! ¡No al saqueo, destrucción y contaminación!

¡Sumá aquí tu firma a este reclamo!